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Mostrando entradas de diciembre, 2023

La Crisis Final

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 “Siendo que todo será destruido, ¿qué clase de personas deben ser ustedes en santa y piadosa conducta, esperando y apresurándose para la venida del día de Dios? En ese día los cielos serán encendidos y deshechos, y los elementos se fundirán abrasados por el fuego” (2 Ped. 3:1)  Jesus dijo a sus discípulos, y nos dice a nosotros: “Por tanto, vayan a todas las naciones, hagan discípulos bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles a obedecer todo lo que les he mandado. Y yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo” (Mat. 28:19, 20). Esta es la Gran Comisión. Y en muchos sentidos el mensaje de los tres ángeles, con un llamado a “toda nación y tribu, lengua y pueblo” (Apoc. 14:6), es simplemente la “verdad presente” (2 Ped. 1:12) de la Gran Comisión.  Apocalipsis 14:6  6 Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo  2 Pedro

Nada podemos hacer sin Dios

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Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. Juan 8:12.  No hay nadie que haya errado a quien Jesús no perdone, reciba y bendiga si, consciente de su debilidad e impotencia, se acerca a El con fe en busca de simpatía y fortaleza. ¡Qué pensamientos consolador es saber que Jesús se compadece de nuestras debilidades! Fue tentado en todo así como nosotros somos tentados, y ha provisto exactamente la clase de ayuda que necesitamos, de tal manera que si tan sólo ponemos nuestros pies en las huellas de sus pisadas, estaremos seguros. Santificó el sendero que recorrieron sus pies.Escuchemos su voz que nos invita: “Sígueme. Soy la luz del mundo. Los que me siguen no caminarán en tinieblas. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”. Véase Mateo 4:19; Juan 8:12;. 16:33.  Cristo venció al mundo en una experiencia real, y cuán grande es su amor para con nosotros cuando nos invita a ir a El con todas nuestras aflicci

Los días finales

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 La caída del hombre llenó todo el cielo de tristeza... Los ángeles suspendieron sus himnos de alabanza. Por todos los ámbitos de los atrios celestiales, había lamentos por la ruina que el pecado había causado. El Hijo de Dios, el glorioso Soberano del cielo, se conmovió de compasión por la raza caída. Una infinita misericordia conmovió su corazón al evocar las desgracias de un mundo perdido. Pero el amor divino había concebido un plan mediante el cual el hombre podría ser redimido. La quebrantada ley de Dios exigía la vida del pecador. En todo el universo solo existía uno que podía satisfacer sus exigencias en lugar del hombre. Puesto que la ley divina es tan sagrada como el mismo Dios, solo uno igual a Dios podría expiar su transgresión. Ninguno sino Cristo podía salvar al hombre de la maldición de la ley, y colocarlo otra vez en armonía con el Cielo. Cristo cargaría con la culpa y la vergüenza del pecado, que era algo tan abominable a los ojos de Dios que iba a separar al Padre y su

La observancia del sábado

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El Salvador guardaba el sábado, y enseñó a sus discípulos que lo guardaran. Sabía de qué manera debía ser observado, pues él mismo lo había santificado.  La Sagrada Escritura dice: “Acordarte has del día del sábado, para santificarlo.” “El séptimo día será Sábado a Jehová tu Dios.” “Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, la mar y todas las cosas que en ellos hay; y en el día séptimo reposó: por tanto Jehová bendijo el día del Sábado, y lo santificó.” Éxodo 20:8, 10, 11; 31:16, 17, Versión Valera de la S. B Cristo obró con su Padre en la creación de la tierra, y fué él quien hizo el sábado, pues las Santas Escrituras dicen que “todas las cosas por medio de él fueron hechas.” Juan 1:3.  Cuando miramos el sol y las estrellas, los árboles y las hermosas flores, debemos recordar que fué Cristo quien hizo todo esto. El hizo el sábado para ayudarnos a rememorar su amor y su poder.  Los doctores de los judíos habían establecido muchas reglas respecto a la manera de observar el