La sencillez en el vestir



En su sermón del monte, Cristo exhorta a sus seguidores a no permitir que su espíritu se abstraiga en las cosas terrenales. Dice claramente: “No podéis servir a Dios y a Mammón. Por tanto os digo: No os congojéis por vuestra vida, qué habéis de comer, o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir: ¿no es la vida más que el alimento, y el cuerpo que el vestido?” “Y por el vestido ¿por qué os congojáis? Reparad los lirios del campo, cómo crecen; no trabajan ni hilan; mas os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria fué vestido así  como uno de ellos.” Mateo 6:24, 25, 28, 29.

Al ver a nuestras hermanas apartarse de la sencillez en el vestir y cultivar el amor por las modas del mundo, nos afligimos.
¿No tienen nuestras hermanas suficiente celo y valor moral para colocarse sin excusa de parte de la Biblia? El apóstol dió indicaciones muy explícitas acerca de este punto: “Asimismo ...ataviándose en hábito honesto, con vergüenza y modestia; no con cabellos encrespados, u oro, o perlas, o vestidos costosos, sino de buenas obras, como conviene a mujeres que profesan piedad.” 1 Timoteo 2:9, 10. Aquí el Señor, por su apóstol, habla expresamente en contra de que se lleve oro. Cuídense las personas de experiencia de no extraviar a otras por su ejemplo al respecto. Ese anillo que rodea su dedo puede ser muy sencillo, pero es inútil, y el llevarlo ejerce mala influencia sobre los demás. 1JT 593.2

Especialmente las esposas de nuestros ministros deben tener cuidado de no apartarse de las claras enseñanzas de la Biblia con respecto al vestir. Muchas consideran que esas órdenes son demasiado anticuadas para que se les preste atención; pero el que las dió a sus discípulos, comprendía los peligros que entrañaría en nuestro tiempo el amor al vestido, y nos envió la consiguiente amonestación. ¿Le prestaremos atención y seremos sabios? La extravagancia en el vestir aumenta continuamente. Y no se ha llegado aún al fin. La moda cambia a cada momento, y nuestras hermanas la siguen, sin reparar en el gasto de tiempo y dinero. Se gastan en vestidos muchos recursos que debieran ser devueltos a Dios, el Dador de ellos.

Nuestras palabras, nuestras acciones y nuestra indumentaria predican diariamente y en forma vívida, y juntan para Cristo o dispersan. Esto no es un asunto trivial, que se ha de dejar a un lado con una broma. El tema de la indumentaria exige seria reflexión y mucha oración. Muchos incrédulos han sentido que no han estado haciendo bien al permitir que los esclavizara la moda; pero cuando ven vestirse como los mundanos y gozar de una sociedad frívola a algunas personas que hacen alta profesión de piedad, deciden que una conducta tal no debe ser mala. 1JT 596.1

“Somos—dice el inspirado apóstol,—hechos espectáculo al mundo, y a los ángeles, y a los hombres.” 1 Corintios 4:9. Todo el cielo está tomando nota de la influencia diaria que ejercen sobre el mundo los profesos seguidores de Cristo. Hermanas mías, vuestro vestido habla en favor de Cristo y la verdad sagrada, o en favor del mundo. ¿Qué dice? Recordad que todos tendremos que dar cuenta a Dios por la influencia que ejercemos. 1J

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