LA PRESENCIA DE DIOS EN MEDIO DE LA TORMENTA.

“No te dejaré ni te desampararé" (Jos. 1:5).



La Biblia está repleta de promesas de que Dios está con nosotros aun en nuestros momentos de aflicción. Se nos enseña que él camina con nosotros a través de las tormentas de la vida: momentos de duelo y pérdida, de miedo y ansiedad. Pero la mayoría descubrimos que al transitar por una tormenta, no resulta suficiente tener un conocimiento intelectual de la bondad y la fidelidad de Dios; debemos descubrir por nosotros mismos que él realmente está con nosotros en esos momentos, y que los permite con un propósito en mente.

Tengo amigas que están tratando desesperadamente de encontrar la presencia de Dios en sus propios hornos de aflicción. A una le han diagnosticado cáncer; otra perdió su trabajo, porque un miembro de iglesia difundió mentiras sobre ella; y otra perdió a su esposo, que era un fiel dirigente de iglesia.
 Estas tres mujeres de fe dedicaron sus vidas hace mucho tiempo a servir a Dios y a su prójimo; pero las tres enfrentaron el cuestionamiento: "¿Por qué Dios permitió que me sucediera a mí? ¿Dónde estaba cuando más lo necesitaba?"

María y Marta se plantearon las mismas preguntas cuando Jesús no llegó a tiempo para sanar a su hermano, Lázaro. Ellas confiaban en Jesús, pero cuestionaron el porqué había llegado cuatro días tarde. Poco después lo entendieron. Cuando Jesús llamó a Lázaro a salir de la tumba, todos los testigos se dieron cuenta de que tenía poder sobre la muerte, y que realmente era Dios encarnado.

Cuando atravesé mi propio momento de pérdida, tuve la bendición de tener amigos que me aconsejaron buscar a Dios en las Escrituras. Cuando leo nuevamente sobre la última semana de la vida de Jesús en la tierra, y los atroces sufrimientos que experimentó por mí, entiendo que nunca podré sufrir como él. Aunque esa convicción no me dio inmediatamente toda la fe que necesitaba para soportar la prueba, me ayudó a centrarme en el gran amor de Dios por mí. Aprendí que al aferrarme de él incluso sin entender, mi fe se fortalecía, y yo recibía fortaleza para perseverar y finalmente, e inesperadamente, progresar.

Experimenté la verdad de las palabras del poeta John Greenleaf Whittier: "Nada por delante, nada por detrás; los pasos de la fe caen en el aparente vacío, y descubren la roca que se encuentra debajo".

Al asirnos de Jesús, experimentaremos la realidad de la Roca que se encuentra debajo de nuestros pasos vacilantes.


Comentarios

Entradas populares de este blog

La palabra de Dios es veraz.