Por doquiera hay muestras del amor de Dios.

Porque así dijo Jehová, que creó los cielos; él es Dios, el que formó la tierra, el que la hizo y la compuso; no la creó en vano, para que fuese habitada la creó: Yo soy Jehová, y no hay otro. Isaías 45:18. 



Debido a la bondad de Dios hemos sido rodeados por innumerables bendiciones. Por doquiera hay pruebas de su amor.

 La naturaleza parece regocijarse delante de nosotros.Las bellas cosas del cielo y de la tierra expresan el amor y el favor del Señor de los ejércitos hacia los habitantes del mundo.La luz del sol y la lluvia caen sobre buenos y malos. Las colinas, mares y planicies hablan elocuentemente al alma del hombre del amor del Creador. 

Es Dios quien hace florecer el capullo, quien convierte la flor en fruto, y es él quien suple todas nuestras necesidades diarias. No cae un gorrión sin que deje de advertirlo el Padre. Nuestra mente debiera elevarse en gratitud y adoración al Dador de toda dádiva y todo don perfecto.

Debiéramos enseñar a nuestros hijos que consideren las obras de Dios. Debieran ser instruidos en su amor, en la provisión que él ha hecho para su salvación. Guíeselos para que entreguen su joven corazón como una ofrenda de gratitud, con amor fragante a Aquel que murió por ellos.

 Señálese la atrayente belleza de la tierra, hábleseles del mundo venidero que nunca conocerá la plaga del pecado y de la muerte, donde el rostro de la naturaleza no llevará más la sombra de la maldición. Conducid sus jóvenes mentes para que contemplen las glorias de la recompensa que aguarda a los hijos de Dios.

Cultivad las facultades de su imaginación describiendo el esplendor de la tierra nueva y la ciudad de Dios; y cuando estén encantados con la perspectiva, decidles que será más gloriosa que lo que pueda pintar su más brillante imaginación.
AFC 146.1


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