La fe es victoria.
Porque todo aquello que es nacido de Dios vence al mundo; y ésta es la victoria que vence al mundo, nuestra fe. 1 Juan 5:4.
“Dios puede y quiere conceder a sus siervos toda la fuerza que ellos necesiten y darles la sabiduría que sus diversas necesidades exijan. El hará más que cumplir las más altas expectaciones de aquellos que ponen su confianza en él.
“Jesús no nos llama a seguirle para después abandonarnos. Si entregamos nuestra vida a su servicio, nunca podremos hallarnos en una posición para la cual Dios no haya hecho provisión.
Cualquiera que sea nuestra situación, tenemos un Guía para dirigirnos en el camino; cualesquiera que sean nuestras perplejidades, tenemos un Consejero seguro; cualquiera que sea nuestro pesar, aflicción, duelo o soledad, tenemos un Amigo que simpatiza con nosotros. Si, en nuestra ignorancia, damos pasos en falso, Cristo no nos desampara....‘El librará al menesteroso que clamare y al afligido que no tuviere quien le socorra.’”—Obreros Evangélicos, 277.
“La fe es lo que nos habilita para mirar más allá del presente, con sus cargas y congojas, hacia el gran porvenir de la vida venidera, donde se aclarará todo lo que ahora nos deja perplejos. La fe ve a Jesús de pie como Mediador nuestro a la diestra de Dios.
La fe contempla las mansiones que Cristo ha ido a preparar para aquellos que le aman. La fe ve el manto y la corona aparejados para el vencedor, y oye el canto de los redimidos.”
“La fuerza de aquellos que, con fe, aman y sirven a Dios, será renovada día tras día.”
White G Elena, Fe y Valor.
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