La observancia del día de reposo, basado en Éxodo 20:8-11.



Dios dió al hombre seis días en los cuales hacer su trabajo, y llevar a cabo los quehaceres comunes de la vida; pero él pide un día, que él puso aparte y santificó. Lo da al hombre como día en el cual pueda descansar de su trabajo y dedicarse al culto y al mejoramiento de su condición espiritual. ¡Qué flagrante ultraje es de parte del hombre robar el día santificado de Jehová, y apropiárselo. 

La ley de Dios existía antes que el hombre fuera creado. Los ángeles estaban gobernados por ella. Satanás cayó porque transgredió los principios del gobierno del Señor. Después que Adán y Eva fueron creados, el Altísimo les dio a conocer su ley. No fue escrita entonces; pero Jehová la repitió en presencia de ellos. 

El día de reposo del cuarto mandamiento fue instituido en el Edén. Después de haber hecho el mundo y haber creado al hombre sobre la tierra, hizo el sábado para el hombre. Después del pecado y la caída de Adán nada se eliminó de la ley de Dios. Los principios de los Diez Mandamientos existían antes de la caída y eran de tal naturaleza que se adecuaban a las condiciones de los seres santos. Después de la caída no se cambiaron los principios de esos preceptos, sino que se añadieron algunos tomando en cuenta la condición caída del hombre. 

Se estableció un sistema que requería el sacrificio de animales, para mantener constantemente frente al hombre caído lo que la serpiente logró que Eva no creyera, es a saber, que la paga de la desobediencia es muerte. La transgresión de la ley de Dios hizo necesaria la muerte de Cristo como sacrificio, para que de esa manera fuera posible que el hombre se librara de ese castigo, y al mismo tiempo se preservara el honor de la ley de Dios. El sistema de sacrificios debía enseñar humildad al hombre, en vista de su condición caída, y debía conducirlo al arrepentimiento y a confiar sólo en el Señor para el perdón de sus pasadas transgresiones a su ley, por medio del prometido Redentor. Si la ley de Dios nunca hubiera sido traspasada nunca habría habido muerte, ni habría habido necesidad de preceptos adicionales para adaptarlos a la condición caída del hombre. HR 148.3

Cuando el sábado comienza debemos ponernos en guardia, velar sobre nuestros actos y palabras, no sea que robemos a Dios, dedicando a nuestro uso el tiempo que pertenece estrictamente al Señor. No debemos hacer ni permitir que nuestros hijos hagan trabajo alguno para ganarse la vida, ni cosa alguna que podría haberse hecho durante los seis días hábiles. El viernes es el día de preparación. 

Entonces puede dedicarse tiempo a los preparativos necesarios para el sábado, y a pensar y conversar acerca de ello. Nada de lo que a los ojos del cielo será considerado como violación del santo sábado debe dejarse para ser dicho o hecho en sábado. Dios requiere no sólo que evitemos el trabajo físico en sábado, sino que disciplinemos nuestra mente para que se espacie en temas sagrados. Se infringe virtualmente el cuarto mandamiento al conversar de cosas mundanales o al dedicarse a una conversación liviana y trivial. El hablar de cualquier cosa o de todo lo que acude a la mente, es pronunciar nuestras propias palabras. Toda desviación de lo recto nos pone en servidumbre y condenación.—Joyas de los Testimonios 1:287. CN 501.4

¿Estás guardando el sábado conforme a la voluntad divina o estás haciendo las actividades para beneficio y gozo personal? 

El Señor nos ayude, si Jesús murió en la Cruz para pagar el precio de la transgresión de la ley nosotros no podemos ser salvos sin la obediencia por amor a esa ley. Porque la gracia de Cristo nos redime y transforma cambiando nuestra mente para que se acople a ese nuevo hombre en el conocimiento de la verdad.

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