
Las circunstancias no debieran controlarnos. “Y aconteció que desde cuando le dio el encargo de su casa y de todo lo que tenía, Jehová bendijo la casa del egipcio a causa de José, y la bendición de Jehová estaba sobre todo lo que tenía, así en casa como en el campo. Y dejó todo lo que tenía en mano de José, y con él no se preocupaba de cosa alguna sino del pan que comía”. Génesis 39:5, 6. Hay muchos que culpan a las circunstancias y arguyen, con el fin de excusar su condición, que están en una posición adversa, pues fueron arrojados en una sociedad conformada por personas irreligiosas, autoindulgentes e intemperantes. Pero, no te dejes engañar. Tú puedes configurar el medio en que te encuentras en vez de inclinarte y permitir que las circunstancias modelen tu carácter. La vida de piedad ha de soportar la prueba, pues tiene una raíz viva que la sustenta, una fuente de la que puede nutrirse. La corrupción del corazón humano es la que lo induce a amar una sociedad neglige...