
Sus promesas son mías. Porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por nosotros a gloria de Dios. 2 Corintios 1:20. “La preciosa Biblia es un jardín de Dios, y sus promesas son los lirios y las rosas y los claveles.” “Cuánto desearía que todos creyéramos en las promesas de Dios . No tenemos que buscar en nuestros corazones esperando sentir una emoción de gozo como evidencia de nuestra aceptación ante el cielo, pero debemos tomar las promesas de Dios y decir ‘Son mías.’” “Hay que recibir las Escrituras como palabra que Dios nos dirige, palabra no meramente escrita, sino hablada. Cuando los afligidos acudían a Cristo, él veía no sólo a los que pedían ayuda, sino a todos aquellos que en el curso de los siglos acudirían a él con las mismas necesidades y la misma fe. Al decir al paralítico: ‘Confía, hijo; tus pecados te son perdonados’ (Mateo 9:2), al decir a la mujer de Capernaum: ‘Hija, tu fe te ha salvado: ve en paz’ (Lucas 8:48), se dirigía tamb...